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martes, 18 de junio de 2013

Hagan juego...

En los estilóbatos
de unos célibes pliegos
busco reposar mis versos.
La eufonía de la pluma
al violentar el papel
logra demudar mis letras
en cimbreantes odaliscas
bailando sobre un escabel.
 
Ante tamaña anarquía,
nada consigo hacer,
salvo quedarme dormida...
 
Una aldaba abofeteando
la plúmbea puerta,
un repique de címbalos
rechinando en el dintel,
una cantante de jazz
gorjeando en el escenario.
La estrepitosa algazara
de un intangible crupier:
 
¡Comienza el juego, damas y caballeros!
¡Se admiten todo tipo de apuestas!
¡A ver quién de ustedes
decide apostar más fuerte!
 
¡Hagan juego, damas y caballeros!
 
Y... ¡voilà!:
al Amor se apuesta una vez más.
 
La ruleta gira... y gira...
 
A veces se gana, a veces se pierde;
pero mejor lo dejamos
a discreción del azar.
Crucemos los dedos, damas y caballeros,
y lo que haya de ser... será.

© María José Rubiera


sábado, 8 de junio de 2013

Celajes

En el ara del Lucero
se va inmolando la tarde,
polícromo arabesco
esculpen los celajes
en el zócalo del cielo.
El aire huele a cedro,
a ti me huele el aire;
a ti...,
a tu cuerpo almizcleño.
 
A besos sabe la lluvia
que anega ya la calzada,
a ti me sabe la lluvia
que besa nuestra ventana;
a ti...,
a tu boca grana.
La lluvia barbota un deseo:
el tuyo, el mío,
el nuestro.
 
Una varilla de incienso
que expira en el incensario,
una vela que se apaga;
fulgurando en la penumbra,
el cendal de tu mirada.


© María José Rubiera