Pregunté,
a las impasibles piedras,
a las dunas del desierto,
a las bellas madréporas
que decoran el océano
el porqué de mi existencia,
quién soy, de dónde provengo,
si formo parte de un plan,
si no soy sino un proyecto,
mas no obtuve respuesta:
se acogieron al silencio.
Pregunté,
a un cristalino arroyuelo,
a una avecilla viajera,
al cáliz de una flor,
a las altivas estrellas
que habitan el firmamento
acerca de ti, de mí,
del misterio del amor,
mas nada me respondieron:
tan sólo me dedicaron
miríadas de guiños burlescos.
© María José Rubiera
© María José Rubiera
4 comentarios:
Amiga Maria Jose; el amor se siente no se esplica.
Besos
Bellisimo poema aunque para algunas preguntas la respuesta esta dentro de una misma.
Un fuerte abrazo.
Amiga, unos versos hermosos que tendran respuesta en otro bello poema que has de crear.
Recibe un gran abrazo.
No podemos buscar explicaciones al Amor, es.
Un abrazo
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