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miércoles, 30 de noviembre de 2011

El drama de cada día

Los sonidos del silencio
se extienden por la ciudad,
tan sólo de cuando en cuando
se escucha un bebé llorar
o un vehículo rodando,
la pausada levedad
de unos pasos transitando
y algún que otro can ladrar
y las hojas revoloteando.
De los arbustos, el cimbreo:
impelidos a danzar
al compás que marca el viento.

Se han acallado las risas
y el contento y el festejo
y los llantos y las riñas,
los enojos e improperios.
Callada está la ciudad,
aparenta estar dormida
pero no es sino apariencia,
mero espejismo nocturno:
sólo finge descansar
del acontecer diurno.
El drama de cada hogar
prosigue al llegar la noche,
jamás se permite tregua,
jamás duermen las pasiones.



© María José Rubiera

domingo, 27 de noviembre de 2011

Amado mío

Amado mío,
Aún no sé por qué extraño designio
nuestras almas coincidieron
ni por qué se enamoraron
desde el instante en que se vieron.

Sólo sé
que tus besos necesitan mis besos
y tus labios precisan mis labios
y tus manos recorrer mi piel...
Sólo sé que nos amamos.

© María José Rubiera



jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Cómo?

¿Cómo bloquear la memoria
que de forma persistente
no hace sino recordarte
sin cesar, hora tras hora,
haciendo de mi presente
un infierno y una gloria?
¿Eludir el pensamiento
que me asalta por sorpresa
cual si fuera un delincuente
y a pensar en ti me fuerza?

¿Cómo lograr convencerme
de que amarte no debiera,
que es ilícito pensarte,
si el corazón se subleva
ante el hecho de no amarte
y, furioso, me hace frente
y me declara la guerra?
¿Cómo decirte: "No te amo",
cuando, clamorosa, mi alma
grita todo lo contrario?

© María José Rubiera

martes, 22 de noviembre de 2011

Tus besos

Apasionados, cálidos,
húmedos como el rocío
que acaricia los parterres
en las noches de verano.

Sensuales y deliciosos,
lenes como el tisú,
exquisitos, primorosos
cual una labor de blonda
y sutiles como el tul.

Preciosos como el amor,
sublimes y embriagadores
como la más bella flor
que imaginarse pudieran
el poeta y el pintor.

Pródigos en amores,
melosos y placenteros,
abundantes en sabores...
Así recuerdo tus besos.


© María José Rubiera



sábado, 19 de noviembre de 2011

Si por un instante...

Si sólo por un instante
pudieras entrar en mi alma
sabrías mis sentimientos.
Sabrías que mi corazón se estremece
y late más deprisa siempre que te veo,
sabrías que el destello de tu mirada
ahuyenta mis pesadillas y mis miedos,
porque tal se me figura
el refulgir de un lucero,
la divina luz del alba.

Sabrías que la cadencia de tu voz
me suena a melodía celeste
cuando recitas o me hablas.
Sabrías cuánto te extraño
cuando no estás a mi lado,
que me invade la nostalgia
si conmigo no te tengo,
si tus caricias me faltan.
Sabrías cuánto te adoro
y cuánto deseo tus besos.


© María José Rubiera

martes, 15 de noviembre de 2011

Te amo

Tantos fueron los momentos
en que inquiriste: "¿Me amas?",
y permanecí en silencio
rehuyendo la mirada...

Bien por temor a perderte,
bien por obstinado orgullo
no pude exteriorizar
el amor que te profeso,
sólo pude confesarlo
a un anodino cuaderno
que a fuerza de tanto usarlo
se volvió amarillo y viejo.

Pero hoy, sin más dilación,
responderé a la pregunta
formulada tantas veces
y que al no obtener respuesta
se fue diluyendo en el éter,
expresaré el sentimiento
que como ascua me quema
y me consume por dentro:

Te amo,
como nunca a nadie he amado
y lucharé, si es preciso,
contra dragones de fuego
con tal de que estés conmigo.

© María José Rubiera 

viernes, 11 de noviembre de 2011

Sueña

Duerme sereno, amor mío,
que a lo largo de la noche
iré a reunirme contigo...
Dulces sueños, mi cariño,
no desesperes y sueña conmigo.

Sueña...
que mis labios te acarician
y sin mesura te besan:
Sé cuánto ansías mis besos,
y cuánto te hago sufrir
las veces que te los niego.

Sueña...,
y juntos emprenderemos
un viaje hacia las estrellas,
hacia los confines del cielo,
hacia lejanas galaxias
donde moran almas bellas.

Sueña...
En los sueños no hay fronteras
ni límites ni barreras
que frenen el corazón,
ni sentencias ni condenas
que hagan cautivo al amor.


© María José Rubiera

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Por fin

Amado mío:
Aprendimos a conocernos después de haber recorrido juntos un tramo del camino.
Ahora ya sabes cuándo la apatía o el optimismo me envuelven, si algo me motiva o me es en absoluto indiferente... Sabes cuándo mi alma está serena o contiende en batallas de las cuales rara vez sale triunfante e indemne... Sabes cuándo te extraño o, para qué negarlo, no soporto verte... Sabes cuándo deseo permanecer en silencio, a solas con mi pensamiento... Pero ante todo, aprendiste lo más importante: que la libertad y la independencia son mi credo.
A mi vez, sé cuándo estás triste o alegre... Sé cuánto te molesta mi mal genio, el cual debiera evitar (de ello soy consciente), pero que me es imposible porque no puedo ni quiero contenerme... Sé cuándo hay transparencia y sinceridad en tu mente o si, retorcida, elucubra e imagina lo que no debe... Sé cuándo sientes celos (totalmente infundados, por cierto)... Sé cuándo deseas acariciarme y besarme hasta perder no sólo el aliento sino también la noción del tiempo... Sé cuándo quieres poseerme, porque te delatan tus miradas y tus gestos.
Amor mío, por fin nos conocemos.

© María José Rubiera

domingo, 6 de noviembre de 2011

No precisas...

No precisas conquistarme
con rebuscadas lindezas,
no precisas regalarme
soles, luceros ni estrellas
ni el fuego al cielo robarle
para conseguir que te ame:
te amo de igual manera
aunque nada me regales.

Te amo,
sin pretender algo a cambio,
te amo con los cinco sentidos,
te amo con todo el alma,
amo cada instante que paso contigo
y más cada día que pasa.
Te ama mi corazón:
él, mejor que nadie,
sabe a quién debe amar
y a quién no.


© María José Rubiera

viernes, 4 de noviembre de 2011

Tu alma

Tu boca busca mi boca;
mi mirada, tu mirada,
y en ella veo asomarse
la hermosura de tu alma.
Tan bella tienes el alma
que lirios, rosas, orquídeas
lotos y nenúfares
compiten por emularla.

Cuando te llegue el momento
de abandonar la corpórea morada
y habitar en los luceros,
al ver la pureza de tu alma,
los dioses acordarán
enviarte de regreso
en forma de mariposa:
de mariposa monarca,
por ser el ejemplar más precioso
que puede simbolizarla.

Y una vez más tu alma
morará sobre la Tierra
en su cualidad alada,
y surcara bosques, ríos y valles
y reposará las alas
sobre el trenzado ramaje
de abedules, tejos y hayas,
sobre jacintos azules
y coloridas guirnaldas.
Y besará flor tras flor
y libará de sus mieles,
de las mieles del amor.


© María José Rubiera

martes, 1 de noviembre de 2011

Alfa, zeta, delta...

Entre la vigilia y el sueño,
entre despierta y dormida,
noto tu cálido aliento
alborotando mi pelo
cual serena aura marina.
Siento tus húmedos besos:
besos con sabor a guinda,
salvia, hierbabuena y romero;
anís, canela, vainilla,
jengibre, mirra y eneldo...

Cuando me domina el sueño
y mi espíritu se ausenta
en busca de las estrellas
y, promiscuo, mi cerebro
fluctúa entre alfa, zeta, delta...,
a tu influjo me someto.

Cuando entregada al ensueño
mi alma errática transita
por los confines del cielo,
me sumo en la vorágine
de tus fogosos anhelos
y a tus propósitos cedo.

© María José Rubiera