Me hechizan tus ojos negros,
negros como el azabache,
rútilos como luceros
y de irisados destellos...;
cual fruto de endrino, prietos.
Me cautiva tu mirada
cuando sobre mí reposa
dulce, serena..., diáfana,
con implícita promesa
velada entre las pestañas.
Adoro tu risa argentina,
tu voz acariciadora,
tus manos de ilusionista...
Me atrae tu cuerpo trigueño
como el imán atrae al hierro.
Me enamoran tus palabras,
la exquisitez con que me hablas,
tu forma de decir "te amo"
en la recoleta noche
y en la incipiente mañana.
© María José Rubiera
negros como el azabache,
rútilos como luceros
y de irisados destellos...;
cual fruto de endrino, prietos.
Me cautiva tu mirada
cuando sobre mí reposa
dulce, serena..., diáfana,
con implícita promesa
velada entre las pestañas.
Adoro tu risa argentina,
tu voz acariciadora,
tus manos de ilusionista...
Me atrae tu cuerpo trigueño
como el imán atrae al hierro.
Me enamoran tus palabras,
la exquisitez con que me hablas,
tu forma de decir "te amo"
en la recoleta noche
y en la incipiente mañana.
© María José Rubiera