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lunes, 28 de febrero de 2011

Si supieras...

Amado amor, si supieras
cuánto me apena tu pena,
debida a esa dualidad
que en tu alma reside, que te enajena.

© María José Rubiera

Anhelo

Amarte se está convirtiendo en reto.
En mis sueños te introduces,
susurrándome "te quiero"
y la mirada me rehúyes,
pues sabes que me disgusta ese anhelo.
Querer implica deseo,
afán, ansia de obtener,
posesión y apropiación del objeto:
afrenta que hiere los sentimientos.
Prefiero oírte decir "te amo,
te adoro, te necesito";
me identifico con esos vocablos
porque se me figuran caricias, besos.

© María José Rubiera

viernes, 25 de febrero de 2011

Soneto al poeta

Deja, poeta, que el pensamiento fluya,
que la idea se plasme sobre el papel;
troca la pluma por ágil pincel
para pintar la rima, y hacerla tuya.

Si la inspiración se te resistiere,
si, caprichosa, darte ayuda rehúsa,
no dudes en invocar a la Musa,
¡en conquistarla, si menester fuere!

Y si a tu invocación no respondiera,
ni un segundo vaciles, ve en su busca;
hallarla no representa quimera:

Vive en el latir de la primavera,
habita en el cirro que al sol ofusca,
mora en el alma de aquel que la quiera.

© María José Rubiera

miércoles, 23 de febrero de 2011

Butterfly

Butterfly, hermosa monarca,
aléjate de la llama,
no sucumbas a la fascinación
de su abrasador calor,
no permitas que su luz te enajene:
es espejismo que hiere,
traidora alucinación
en la que el alma perece.
Bella y grácil mariposa,
no te abandones a la ingenuidad;
extiende las alas, vuela,
continúa tu peregrino danzar
y aléjate allende el mar,
pues como bien dijo el poeta:
"se hace camino al andar".

© María José Rubiera


martes, 22 de febrero de 2011

Palabras

Palabras..., palabras,
¿qué significado adquieren
cuando inhiben la verdad...?

Palabras..., palabras:
carceleras de la sinceridad;
capitulaciones del pensamiento
ante las cuales se acama
cual las mieses ante la orden del viento.

Palabras..., palabras...
Vacuidad hay en las palabras
privadas del sumo razonamiento;
falsedad hay en las palabras
carentes de sentimiento,
si se expresan sin la intervención del alma,
cuando se emiten sin partir del centro.

© María José Rubiera

lunes, 21 de febrero de 2011

Caro mío...

Caro mío:

Aun cuando la parte lógica, racional de mi mente se niega a admitirlo, no me queda sino rendirme ante la evidencia de que mi alma te necesita, te ama y añora la pureza de tu alma. Es por lo mismo que me he impuesto redactar esta misiva; empero, mucho me temo que jamás llegará a su destino, o al menos lo considero improbable, puesto que he decidido guardarla bajo la custodia de siete llaves. Caso de que algún día, debido a los dictámenes del azar, esta carta se hallara en tus manos, te sugiero que en la impronta de la letra indagues, ya que encontrarás mi esencia en ella, a más de caricias, besos, llantos, suspiros y un "te amo" que mecido por el viento aún perdurará en el eco.
Caro mío...

© María José Rubiera

sábado, 19 de febrero de 2011

Pintor de sueños

Has pintado mi universo
con miríadas de matices:
glaucos, violetas, magentas, añiles...
que al versarlos se vuelven rojo pasión
y se confunden y amalgaman
en tu paleta de pintor.
Con tus pinceles recreas
paisajes dignos de cuento
donde Naturaleza por doquier habita:
abedules, robles, castaños, tejos,
brezos, helechos, amanitas...
Figuras paraísos, aún no creados,
donde poder adorarnos;
tan sólo por ti imaginados,
tan sólo por ti soñados...

© María José Rubiera

viernes, 18 de febrero de 2011

Deshojando las margaritas

Me ama..., no me ama...,
le amo..., ¿continuaré amándolo...?
El discurrir cotidiano
en ese menester se va apurando;
se van deshojando las margaritas
y las lígulas desparramadas
en nívea escarcha se van tornando:
¡gelidez que hiela el alma!
El alma, aterida, tirita,
en vano intentará caldearse,
se ha extinguido la llama
que otrora la alimentaba.

© María José Rubiera

jueves, 17 de febrero de 2011

Eres

Eres el que me enamora,
el que me hace ilusionar,
el que aleja de mi ser la tristeza,
el que me hace estremecer y soñar.
Te amo, te adoro..., y lo sabes;
mas no inflijas duelo a mi alma,
porque si osaras dañarla,
no lo dudes ni un instante,
me vería forzada a dejar de amarte.

© María José Rubiera

miércoles, 16 de febrero de 2011

Amor errante

Amor errante, mi amor,
deja de vagar a tientas,
cesa de otear el horizonte
tratando de encontrar el Norte.
Sosiégate, aplaca el alma;
sabes que se te ha extraviado,
sin que lo pretendieras,
entre unos brazos cualquiera.
¿Recuerdas...?, fue aquella noche
en aquel extraño lugar;
nunca lo podrás hallar,
pues no lo sabes buscar.
Amor errante, mi amor,
deja ya de errar a ciegas,
no intentes obtener la clave
en los puntos cardinales;
porque, el Norte, lo tienes delante.

© María José Rubiera

martes, 15 de febrero de 2011

Sueñas

Duermes y en tu nocturno discurrir
sueñas que duermo contigo,
sueñas que moras en mí
y sueñas que yo en ti vivo.
Sueñas que tus labios beso
y al mismo tiempo me besas,
sueñas que me refugio en tu pecho,
que enredas con mi cabello
y en mis pupilas te reflejas
en tanto libas mis besos;
sueñas que tu alma me entregas
y que mi alma te entrego.
Despiertas y al despertar desesperas
al ver que fue una quimera
soñar que dormía contigo,
soñar que estaba a tu vera.

© María José Rubiera





domingo, 13 de febrero de 2011

Cupido

El carcaj del alado dios
se halla a rebosar de flechas
ungidas con oleoso amor.
Cupido es un niño travieso;
ciego por excelencia,
amparándose en la invidencia,
dispara certeras saetas
que hacen diana en el corazón,
desdeñando distancia, espacio,
tiempo u otra dimensión.
A las almas enamora
insuflándoles pasión;
actúa desde el silencio,
se agazapa en el ensueño
de la prístina esencia interior.

© María José Rubiera



sábado, 12 de febrero de 2011

Regálame

Adórame como sólo tú sabes hacerlo...
Ámame con toda tu alma...
Regálame con tus versos...
Enjuga tu llanto salobre...
Aliéntame con tus besos...

© María José Rubiera

viernes, 11 de febrero de 2011

¿Recuerdas...?

¿Recuerdas aquella noche...?
Me meciste entre tus brazos
como si fuera una niña,
me besaste con ternura,
prodigándome caricias;
en el nocturno silencio,
nos entregamos sin medida.
Arriba, en el grandioso cielo,
la diosa decidió ocultarse
entre borrosas calimas,
negándonos su belleza,
celosa de nuestra dicha.
Obviando su ausencia,
permanecimos a oscuras;
bastaban para iluminarnos
nuestras iridiscentes pupilas,
mimos, besos y sonrisas:
suficiente luz para adivinarnos,
asaz claridad para amarnos,
amarnos sin límite, vida mía.

© María José Rubiera Álvarez

martes, 8 de febrero de 2011

Esencia

Sé que te invade la duda,
sé que estás desconcertado,
que sin cesar te preguntas:
"¿Por qué oculta razón la amo...?"
Aunque te resulte extraño,
lo mismo me he preguntado,
no he cesado de indagar
el porqué..., pues también te amo.
Sometiéndome a exhaustiva reflexión,
he hallado la explicación:
No es debido a la física atracción,
sino a la sinuosa y sutil esencia
que alienta en el corazón,
e intrépida, se fue en pos de su alma gemela
para reencontrarse con ella.

© María José Rubiera



lunes, 7 de febrero de 2011

Planteamiento sobre el amor

Recién perdida la niñez
–¡oh, candorosa inocencia!–,
ingresé en la adolescencia:
esa etapa de altivez
que confiere independencia.
Nada sabía del querer
exigente en requisitos,
ni de juegos requeridos
para despertar interés
en el elenco masculino.
Armándome de valor
–no sin cierta timidez–,
a mi madre interrogué
sobre el arte del amor.
Sorprendida, me miró,
y en sus ojos vislumbré
un destello de temor:
"¿Qué quieres saber, princesa...?,
poco podré aleccionarte
pues cada cual, vive su propia experiencia,
tan sólo puntualizarte
que lo eludas cuanto puedas.
Empero, lo sabrás cuando lo sientas,
ten por cierto que de él no podrás librarte;
porque el amor es una pasión del alma,
un fuego en el que, a la muy insensata,
le importa un bledo abrasarse.
Ese ignífero, al que llaman Amor,
chispea y cual yesca se enciende,
arrasando cuanto a su paso encuentre;
principia en el corazón
y hasta la garganta asciende,
logrando quebrar la voz.
Mas, ahí, el muy ladino, no se detiene,
pues imparable es en mientes;
sigue ascendiendo hasta cegar la visión
y, horadando, se instala en el cerebro,
sometiéndolo a la pérfida obsesión."
Al día de hoy, todavía me asalta la duda:
La autora de mis días, ¿llevaba razón...?
Algunas veces, considero que sí;
en ocasiones, deseo pensar que no.

© María José Rubiera


 



Oda a la Esperanza

Arroyo cristalino, bravo piélago,
luna argentada, apacible céfiro,
arcana energía: esperad en calma.
¡Bendita Esperanza: aliéntame el alma,
nutre mi espíritu, arrópame en tus alas,
caldéame la mente...! Ahora, y por siempre,
permanece en mí, aun cuando la lucha sea ardua.

© María José Rubiera

domingo, 6 de febrero de 2011

Cual náufragos

Somos cual náufragos en alta mar,
somos cual almas perdidas
navegando a la deriva
en endeble barquichuelo.
¿Por qué tanto desesperas...?
Deja ya de lamentar mi ausencia,
reacciona,  piensa que todo llega
si de veras se desea;
me duele verte sufrir,
me apena que no me entiendas.
Vamos, querido, ¿a qué esperas...?
Iza la vela, orienta el timón,
vira la nave y pon rumbo hacia la isla
donde nunca se pone el sol,
donde nacen versos en forma de arenas,
besos que hablan de amor,
amor..., en lugar de penas.
En ella navegaremos
descubriendo mares, tierras;
no te demores, cariño,
me consume la impaciencia,
insufrible me es la espera.

© María José Rubiera

viernes, 4 de febrero de 2011

Sutil permanencia

Me despierto en la mañana;
ya no yaces a mi lado,
con sigilo te has marchado
al eclosionar el alba.
La alcoba todavía conserva tu huella,
todo me habla de tu adorada presencia,
aún puedo oler el aroma
de tu cabello en la almohada:
aroma que a mi alma impregna
de tu sutil permanencia.
Todavía siento tus labios,
puedo saborear los besos
con que me has acariciado;
sobre la mesilla de noche,
aún permanece lozana
la rosa que me has dejado.

© María José Rubiera


jueves, 3 de febrero de 2011

¿Por qué no...?

Había construido su vida sin él,
limitándose, simplemente, a vivir.
Perdón: "vivir"..., no;
he equivocado el término.
No debía haber dicho vivir, sino morir;
porque hasta conocerlo, permaneció muriendo.
Habría imaginado su vida sin él;
porque le era ajeno su diario transcurrir,
porque desconocía su existencia,
porque ignoraba que fuese un alma más
pululando por el planeta.
Ahora, él se muestra ante ella
y le pregunta: ¿"Por qué no..."?
Ella no sabe qué responderle;
porque se le turba la voz,
porque se le atraganta la respuesta...

© María José Rubiera

miércoles, 2 de febrero de 2011

Cuando se sublima el alma

Incontables, cual rútilas estrellas,
son las Lunas en que el alma
de su mazmorra se escapa...
Cual sutil voluta de humo,
se evade hacia el añil cielo
en pos, quizás, de un sendero
ornado de azahar y espliego.

Inefables son las Lunas
cuando se libera el alma...
Cual espiral caprichosa,
asciende hasta la galaxia
y con los astros consulta
el oráculo de las runas:
necesita confirmar
si su alma gemela la ama.

Inefables son las Lunas
cuando se enamora el alma...
A lomos de titilante lucero,
por el Espacio cabalga
en pos de amor y de besos,
ansiando sentirse amada.

Inefables son las Lunas
cuando se sublima el alma...

© María José Rubiera